La tecnología facilita la vida, pero un mal uso de ella tiene numerosos efectos negativos, como son las adicciones. La afición desmedida a las videoconsolas o a los chats son las más conocidas, aunque entre estos tecnoadictos están apareciendo otros cuya obsesión es adquirir los aparatos más modernos que salgan al mercado.
No importa el dinero que cueste, ni que se haya comprado algo similar hace tan sólo unos meses, el objetivo es poseer los aparatos más avanzados.
Si bien, no todos los coleccionistas de tecnología tienen una disfunción. Para que el gusto por lo nuevo se llegue a considerar una adicción ha de desequilibrar algún aspecto de la vida de la persona "Cuando gasta más dinero de la cuenta o abandona sus relaciones sociales o laborales embebido en la tecnología, la persona tiene un problema, pero si se lo puede permitir y no interfiere de manera negativa en su vida no hay por qué preocuparse".
Los motivos que hay detrás de la adicción a las compras tecnológicas estarían relacionados con el ego y la confianza en uno mismo. "De manera constante nos dicen que el campo de las nuevas tecnologías es un terreno prácticamente infinito y que con ellas se consiguen logros de manera más efectiva. Para algunas personas poseer esta tecnología es como estar a la vanguardia de todo". Así, los continuos cambios en nuestra sociedad y la abundancia de información crean inseguridades. "En cambio, cuando lo dominamos todo, la tecnología por ejemplo, tenemos sentimiento de omnipotencia, aunque en realidad se trate de un poder ficticio".
"La tolerancia a la frustración es menor hoy, y cuando se compra se obtiene una recompensa rápida". Esa satisfacción motiva para conseguir el siguiente aparato tecnológico y progresivamente se establece "un círculo de búsqueda de satisfacción y, por lo tanto, de más compras". La persona acaba aportando a este objetivo más tiempo, esfuerzo y recursos y poco a poco se convierte en un adicto que quiere su dosis de tecnología.
El mayor peligro de la tecnoadicción es su consideración social. Nadie verá mal que alguien tenga una cámara de vídeo de última generación. Al contrario, "este tipo de comportamientos se premian, poseer tecnología avanzada es una manera de mostrar tu estatus, como ocurre con los autos". A aquellos que no tienen el último modelo se les considera unos desfasados y de esta manera el adicto refuerza su conducta.